Virtud del Mes

Virtud de Noviembre: Piedad y Sencillez

1º a 8° Básico


Ordem: “Orden es el conjunto de hábitos que permiten seguir normas lógicas para organizar las cosas, distribuir el tiempo y realizar las actividades en forma eficiente,
con el fin de lograr los objetivos propuestos”.

Definición

El orden es una virtud que facilita la vida, ya que con orden se puede lograr mejor lo que se quiere, y con menos esfuerzo. Poner las cosas en su lugar permite encontrarlas cuando se necesitan; cumplir las normas facilita la convivencia y la eficacia; respetar los horarios ayuda a realizar actividades en grupo y aprovechar el tiempo; usar las cosas para lo que fueron hechas evita que se estropeen y se logra que duren más; etc.

Como en todas las virtudes, la educación del orden tiene que ver con la repetición de actos y con las razones para hacerlos. Por ello es conveniente acompañar la exigencia con una clara justificación, de modo que el niño y el adolescente entiendan que no se trata del orden por el orden – lo que puede degenerar en el vicio de la manía – sino que existen buenas razones para esforzarse en ser ordenado.

La falta de orden proviene normalmente de un desorden de los afectos; queremos hacer lo que no conviene, ya sea por capricho, por deseos que superan nuestra fuerza de voluntad, por flojera, por egoísmo, etc. De ahí la importancia de educar los afectos de los hijos para que desde pequeños quieran lo que les conviene y se alegren haciendo el bien. Una familia en la que se educa el orden desde pequeños, se ahorra muchas dificultades y prepara a sus hijos para una vida eficiente.

Toda la vida familiar permite crecer en esta virtud: basta ponerle cierta intencionalidad a la vida diaria, asignando reglas claras, de sentido común, dándoles buen ejemplo de lucha “deportiva”, y exigiendo a los hijos que las cumplan, dándoles razones para ello.

Algunas consignas y actividades con el hijo, que ayudarán a educar la virtud en la casa:
  • Al llegar del colegio saludar a quienes lo reciben, y luego dejar la mochila y demás cosas en su lugar.
  • Reconocer el lugar de cada cosa, y dárselo a las que no lo tengan (juguetes, ropa, etc.)
  • Guardar los juguetes en su lugar cuando termine de ocuparlos.
  • En la noche, dejar ordenada la ropa que se saca.
  • Lustrarse los zapatos con una frecuencia determinada, dejando limpio el lugar y guardados los materiales (escobilla, betún, etc.).
  • Usar la ropa adecuada para cada actividad.
  • Calcular, lápiz y papel en mano, cuánto tiempo se necesita para levantarse sin carreras y llegar a buena hora al colegio, habiendo tomado desayuno tranquilo. Hacer un horario de levantada. Organizar el uso del baño si se comparte entre varios hermanos.
  • Comer a la hora acordada. No comer entre comidas.
  • Llevar una agenda de las actividades con fecha y hora, también de sus actividades extraescolares, con el fin de aprovechar mejor su tiempo.
  • Anotar las tareas y pruebas planificando el tiempo para prepararlas, y esforzándose por realizar el plan diseñado.
Orientación a los padres

Para aprovechar este primer mes del año en el desarrollo de esta virtud, elijan junto a su hijo un objetivo de la lista anterior, apropiado a su edad (u otro que se les ocurra) y conversen con él para definir un punto de lucha bien concreto. Evalúen su cumplimiento, corrigiendo o felicitando según sea el resultado. Recuerdan que olvidarse de evaluarlo, equivale a anular el valor del plan.

Sólo es posible educar con el ejemplo; pero no es necesario ser ejemplares para ello, sino mostrar a los hijos que los padres también luchamos por mejorar en esta virtud. Durante este mes, cada uno puede encontrar un punto sencillo de lucha para mejorar en esta virtud en la casa, lo que será un apoyo importante a la formación de sus hijos.

Otra fuente de formación para los hijos es contarles cómo es de necesaria esta virtud en la vida de los adultos: cuántas cosas no funcionarían si no existiera orden en la vida cotidiana.

El orden hace más grata la convivencia y facilita alcanzar los logros que nos proponemos

Enseñanza Media


Prudencia: “Antes de actuar recoge la información necesaria, la enjuicia de acuerdo a criterios rectos y verdaderos, pondera las consecuencias antes de tomar una decisión, y luego actúa o deja de actuar de acuerdo con lo decidido”.

Definición

La virtud de la prudencia es la que facilita una reflexión adecuada antes de tomar decisiones. Es la “conductora de todos los hábitos buenos”.

Son conocidas las consecuencias de una actuación impulsiva y poco reflexiva, por lo demás tan común entre los adolescentes. Es importante ayudarles a sopesar las consecuencias de lo que hacen y a prever las dificultades, para que así puedan alcanzar los objetivos que se proponen. “Salir disparado” o emprender tareas sin contar con los materiales o las dificultades propias de ellas sólo lleva  a perder el tiempo y las energías, y a correr riesgos sin sentido.

La persona prudente piensa “qué quiere hacer” y “cómo lo va a hacer”, y luego decide actuar o no. La prudencia no es timidez o dejación para actuar; muy por el contrario, los grandes emprendedores han sido siempre muy prudentes.

Cuando pequeños bastaba obedecer, al crecer, es necesario que cada hijo tenga criterios propios y verdaderos, y tome sus propias decisiones.

El adolescente necesita ayuda para matizar sus puntos de vista, ya que suelen ver todo en “blanco o negro”: les ayudará ponerles al frente datos, hechos de la realidad actual y de su experiencia.

Motívenlos a colocarse metas para el año que recién comienza, y a planificar sus actividades para alcanzarlas.

Algunas consignas y actividades con el hijo, que ayudarán a educar la virtud en la casa:
  • Motivarles a informarse y a pensar antes de lanzarse a la acción. Ej.: si tienen una prueba de una asignatura en la que tienen mala nota y dejarán el estudio para última hora, háganlos pensar si están haciendo lo mejor.
  • Ya no basta la obediencia. Dejarles que tomen sus decisiones y que asuman las consecuencias, buena o malas (cuando no se trate de cosas graves o peligrosas).
  • ¡Que piensen antes de hablar! Exigirles cariñosamente que no hablen precipitadamente sin pensar lo que dicen.
  • Dejarles espacio para organizar su agenda, también el tiempo libre, animándolos a priorizar bien sus intereses (el estudio lo primero) y el tiempo en consecuencia.
  • Háganle notar la diferencia entre hechos y opiniones de sus puntos de vista, de las noticias, etc.
  • Aprovechen las noticias u otras informaciones para pedirle su opinión al hijo, poniendo atención a su aporte y al enjuiciamiento de los hechos.
  • Anímenlo a ser crítico de las fuentes de información a que accede (amigos, Internet, libros, etc.).
  • Si le cuesta tomar decisiones, no las tomen por él, pero oblíguenlo a actuar.
Orientación a los padres

Para educar la prudencia es necesario dar espacios de libertad, y dejar que se equivoquen y asuman las consecuencias de sus decisiones.