Como es ya una tradición, para celebrar el Día del Libro en el colegio, realizamos un Concurso Literario con la finalidad de fomentar la creación literaria en nuestros alumnos.
En esta actividad invitamos a participar a todos los alumnos desde 3º Básico para que desarrollen su creatividad en la escritura; en esta oportunidad con la temática de la Ciencia Ficción.
Agradecemos a todos los participantes, que este año fueron muchos y de todos los cursos.
El concurso fue organizado por categorías, resultando ganadores:
- Categoría 3° y 4° Básico: José Domingo Pérez Navarrete (3º Básico)
- Categoría 5° y 6° Básico: Felipe Novoa Fernández (5º Básico)
- Categoría 7° y 8° Básico: José Antonio Pineda Acuña (7º Básico)
- Categoría Educación Media: Martín Faúndez Durán (IIº Medio)
Destacamos dos trabajos:
El Partido
Autor: José Domingo Pérez Navarrete, 3º Básico.
Una mañana cualquiera de primavera, un grupo de aliens, buscando agua para su planeta, descubrieron el río Bio-bío y encontraron un lugar para aterrizar en la cancha de fútbol del Colegio Pinares.
De casualidad, esa mañana jugaban los alumnos del tercer año básico. Los aliens dijeron que se llevarían toda el agua del río, pero los niños propusieron jugar un partido para definir de quién sería el agua.
Los aliens aceptaron y comenzó el juego.
Los visitantes de otro planeta eran muy rápidos porque se teletransportaban y en menos de tres minutos llevaban cinco goles, hasta que los del tercero remontaron el marcador con sus jugadas supersecretas que no puedo contar.
Finalmente, los niños terrícolas ganaron el encuentro, reventando a pelotazos el arco de los aliens y gracias a este partido el río Bio-bío sigue en su lugar.
Tradiciones, atemporales
Autor: Martín Faúndez Durán, III° Medio.
El cielo se pintó de un tono grisáceo y las nubes se acercaron a ver. El viento, húmedo y frío, movía las hojas de los árboles y los hacía retorcerse. Los computadores en las salas de clases se pagaron al igual que la luz, que con mucho esfuerzo atravesaba la gruesa cortina del cielo. Los voluntarios tomaron sus uniformes para la competencia y se vistieron con agilidad. Los profesores llevaron a los alumnos fuera para observar la carrera.
Los competidores se posicionaron en la línea de partida y sus nervios comenzaron a embriagarlos, en sus caras se notaban los efectos. La tensión llegó hasta el público que ansioso esperaba la partida. Un rayo parte el cielo, lo que hace brillar el sudor en la piel de los competidores, dando comienzo a la carrera. Diez parejas competían por dejar su huella en el colegio. Una subida cansó a los primeros cuatro dúos, quienes se quedaron atrás. En el pensamiento de los corredores no había espacio para los heridos, solo el supuesto sabor de la victoria. Seis atrapados entre cuerdas y plantas, fueron alcanzados por los últimos. Las luces apuntaban a las tres parejas que luchaban por la delantera. Acercándose al final del circuito, la luna asoma, abriéndose paso entre las oscuras nubes e ilumina el podio. Un dúo tropieza dejando la disputa por el triunfo a dos grupos. A tan solo diez metros de la meta uno de los competidores cae, pero su compañero, con la fuerza que da la adrenalina, lo toma y llevándolo en andas cruzan la meta, otorgándoles la victoria. Se prenden las antorchas, toman la fotografía de rigor y la cuelgan en la pared con la frase: “Ganadores Rambo 2026”.
Al joven se le desconecta cuidadosamente, sin dañar el sistema nervioso del simulador y se retira el aparato que contenía el recuerdo.
-Se sintió todo muy real, incluso sentí el cansancio y sudor de los que corrían -dijo el joven.
-Es lo último que salió, aún se está perfeccionando para que puedas interactuar y cambiar los recuerdos -le respondió el androide profesor- espero que te haya servido como preparación para la edición de este año 2105.